Por hacer de las elecciones un teatro, nos queda un títere.
- Laura Villarreal A. 
- 13 jun 2022
- 5 Min. de lectura

Para mí, hablar de política es uno de los dolores de cabeza más grandes de la vida, especialmente si toca echar garla alrededor de viejas generaciones. “Ay, pero qué falta de empatía”, dirán. Bueno sí, un poquito, pero qué se hace si el debate se torna sentimentalista. A ver, soy politóloga y, aparte, soy overthinker. Habiendo dicho eso, creo que queda claro que a mí me gusta tener mis argumentos claros. Por consiguiente, este tipo de debates solo me generan revuelto de tripas. Yyy para generarme malestar, mejor me como un gusanito. O bueno, mejor escribo una publicación en el blog y me desahogo. Entonces, acá les va lo que yo creo pasará el próximo domingo 19 de junio de 2022; día en donde quedarán descritos los próximos cuatro años del país. Sin más preámbulo, aquí va la predicción de una politóloga estresada por el futuro.
El 29 de mayo de 2022, durante las pasadas elecciones de primera vuelta presidencial, obtuvimos un resultado bastante sorprendente: el ingeniero pasó a segunda vuelta. Claro está que llevábamos ya un par de semanas hablando muchísimo de él y dándole mucha vuelta a su discurso que, para estas nuevas generaciones electorales, es bastante disonante. Entonces, a pesar de su notoria ausencia en debates y su falta de aparición como un candidato activo, fueron esas últimas semanas de notoriedad, lo que le dio la fuerza que necesitaba. Pero, ¿es esto del todo cierto? Antes de meterme en el verdadero meollo del asunto, voy a explicarles un poco cómo veo yo a los votantes en Colombia. Ojo pues que esto no es cuento mío; es una mezcolanza de teorías políticas que explican el comportamiento electoral y que yo he decidido arbitrariamente convertirlas en el revoltijo que le da sentido a la falta de cordura en el país.
No siendo más, les explico lo siguiente. Para mí, en Colombia existen cuatro tipos de votantes que, si bien pueden reflejarse varios tipos en una persona, siempre hay uno que prepondera. El primero es el votante sentimentalista, el cual tiene una carga ideológica absurda y tiende a votar por los mismos siempre. Por ejemplo, nuestros familiares uribistas que están ligados a un movimiento desde el corazón y no desde la razón. En segundo lugar están los votantes informados, quienes tienden a ser la menor parte de la población, pero que siempre revisan dos y tres veces las fuentes de información, son críticos y estudiados. Estos tendemos a ser los votantes de las nuevas generaciones que salimos de la universidad y formamos criterio a partir de nuestra formación académica, además de nuestro aprendizaje diario. Los terceros son los votantes ignorantes, que generalmente son el votante promedio en el país y representan a aquellas personas que, lastimosamente, no se informan y se quedan solo con titulares. En estos casos, las personas votan por un beneficio inmediatista y no por el trasfondo o beneficio futuro. Por último dejo al votante estratega, a quien considero es un jugador de ajedrez que calcula su voto como si fuese la movida perfecta para generar un jaque mate. Eso sí, el resultado de este voto no necesariamente implica una situación gana-gana, pero sí una movida ideal en la partida.
Habiendo dejado por sentado mi distinción de dudosa rigurosidad, para mí, los resultados de mayo están directamente ligados a 5.965.531 de votantes sentimentalistas. Sí, obviamente estoy hablando de aquellas personas que votaron por el ingeniero y, aparte, sumaría a todas aquellas que han salido a fanfarronear que esta es su intención de voto. ¿Por qué creo que son votantes sentimentalistas? Bueno porque, a pesar de lo que me gustaría creer, estos resultados mostraron la verdadera cara de la moneda: Rodolfo es Colombia. Por más trágico que suene, es la realidad. ¿Qué él es machista? Según el Observatorio Colombiano de Feminicidios, hasta abril de 2022, han ocurrido 222 feminicidios en el país. Según datos aportados por la Fundación Paz y Reconciliación, en el 85% de los casos de violencia sexual reportados entre enero de 2019 y enero de 2022 (97.237 casos), las víctimas fueron mujeres. Además, para marzo de 2022, Medicina Legal reconoció un aumento de más de 25% en actos violentos contra la población femenina en el país. ¿Que él es corrupto? Recordemos los escándalos sobre la gobernación de La Guajira, la DIAN, las chuzadas, la Triple A... ¿Que él no conoce el país? No me hagan iniciar un debate sobre el gran problema de la “des”centralización en Colombia. Podría seguir con las cifras y demás historias, pero creo que esto demuestra mi punto.
Me podrán tildar de loca, si quieren, pero mi mayor preocupación de este personaje atontado, es que de tonto no tiene ni media cana. Ese señor podrá ser, y seguramente es, todo lo que se dice de él (sonó a frase de Bety la Fea, lo siento) y ese es literalmente el principal problema. Rodolfo es la representación en carne y hueso de todo lo que está mal en Colombia y es precisamente por eso que tantas personas aparecieron de la nada apoyándolo. Su discurso cala entre los votantes sentimentalistas e ignorantes del país porque él representa lo que ellos son: machistas, facilistas… and so on, and so forth. Lastimosamente -por lo menos para mí es así- este señor demostró ser el único capaz de hacerle contrapeso a las otras fuerzas políticas en elecciones. No lo tomen a la ligera, obviamente desde mi perspectiva este señor no tiene perfil político y mucho menos presidencial. Sin embargo, cabe resaltar que eso he pensado de todos los candidatos a la Presidencia de este año electoral. La situación está en que las votaciones -en su generalidad- reflejan identidad, de alguna u otra forma. Y Rodolfo es la cara de la identidad más certera que tenían estas elecciones.
Dejando por sentado lo anterior, para mí, lo que va a pasar ahora es que el ingeniero conseguirá los votos suficientes para sobrepasar los 8.542.000 de votos que su contendiente obtuvo en primera vuelta. ¿Es idóneo? Definitivamente no. ¿Es una mejor alternativa? No sé si mejor sea la palabra, pero, dentro del juego político colombiano, sí se me hace la opción más sostenible. No obstante, si este llegase a ser el resultado, tenemos serios problemas que me parece necesario abordar. Más allá de las fake news y la mala interpretación de sus entrevistas, considero que Rodolfo es una amenaza para la población femenina, más allá de cualquier otro tipo de amenaza que pueda representar. Laura, ¿por qué se te ocurre lanzar semejante acusación? Bueno, así como lo expresé antes, creo que él encarna un sentimiento de reivindicación machista que implica un retroceso para los avances feministas. Con esto no quiero tildar el debate feminista ni mucho menos. La verdad solo busco hacerles ver que, en una posición de poder tan referencial como lo es el Presidente de la República en un país tan espantajopista como el nuestro, Rodolfo se convertiría en la legitimación de sus conductas machistas.
Por hacer de las elecciones un teatro, nos queda un títere y, como mujeres, nos jodimos. Mujeres, a cuidarnos y defendernos más que nunca. Sigamos alzando nuestra voz ante lo indebido, hagamos hasta lo imposible por proteger lo que nos hemos ganado. En Colombia jugamos a imitar al líder, así no lo sea. En Colombia, las elecciones son un teatro y nos va a tocar quedarnos con el títere. Definitivamente nos pifiamos en los avances liberales, seremos un cero a la izquierda en política exterior y seguramente mil cosas saldrán mal. Pero por favor que nosotras las mujeres dejemos de ser un factor negativo de discusión en los debates.




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