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EL SILENCIO

¡Bienvenidos a la época de la ceguera!

  • Foto del escritor: Laura Villarreal A.
    Laura Villarreal A.
  • 2 ago 2020
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 29 ago 2022


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Llevo algunas semanas pensando en un tema de escritura que he ido posponiendo por los álgidos debates que se han presentado, por descuido o hasta por mismo temor a enfrentarme a la realidad en la que mis pensamientos me han tenido envuelta. Este tema nace después de un análisis profundo de mi cotidianidad. Como les conté en algún momento, en mi práctica académica duré cinco meses escribiendo única y exclusivamente sobre temas internacionales (aunque contemplara su impacto para Colombia). Sin embargo, desde que inicié este blog, los temas sobre mi país han sido una constante. Esto me ha hecho pensar sobre la razón de trasfondo que ha motivado tan particular interés en mi escritura y me ha llevado a cuestionar el entorno intentando ver si esto les ha pasado a otros. ¿Nuestro entorno cercano está más presente ahora o es que acaso nos hemos quedado ciegos?


Yo no sé si esto es cosa mía y me encantaría que me ayudaran a averiguarlo, pero es que en verdad estoy sintiendo que algo anda pasando. Llevamos más de cuatro meses encerrados (o por lo menos así vamos aquellos que estamos tomándonos en serio el tema de cuidarnos). Entonces llevamos un poco más cuatro meses dependiendo de un acercamiento distinto a la realidad que nos rodea. En consecuencia, eso implica que vemos por los ojos de otros o quizás ni siquiera estamos viendo. Como bien lo plantearía José Saramago en su libro “Ensayo Sobre la Ceguera”, creo que no vimos cambiar la luz del semáforo y hemos caído en una ceguera repentina. Quienes nos han encontrado en esta tediosa situación, ¿nos ayudarán? ¿Quiénes serán esos buenos samaritanos que nos prestarán sus ojos para no desconectarnos de la realidad? Y si nadie nos ayuda, ¿nos quedaremos varados dejando que el tiempo pase a nuestro alrededor?


Tantas preguntas que aparentan más desasosiego que tranquilidad, me han hecho evaluar la cuestión desde tres aristas que me gustaría traer a colación en esta narración. En primera medida, está lo que he denominado el privilegio de acceder a las noticias. Según el último Boletín Trimestral de las TIC, para 2019, 6 de cada 10 colombianos contaron con acceso móvil a internet. Si bien, según el Ministerio de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (MinTIC) el porcentaje de colombianos con acceso a internet ha venido en aumento, sigue siendo un porcentaje alto de colombianos, los que no logran contar con este servicio. Además, con la pandemia y los problemas económicos que esta acarrea, seguramente algunas familias han disminuido gastos y han priorizado otros servicios. Entonces, ¿cómo hacen ese 40% (aproximado) de colombianos que no cuenta con acceso a internet?


Bueno pues primero llegó el televisor, ¿no? Hagamos el ejercicio nuevamente. Me disculparán por los datos tan lejanos, pero no entendí cómo funciona la página del DANE y no encontré los resultados de la Encuesta Nacional de Calidad de Vida realizada en 2019. La anterior fue en 2016 y arrojó que alrededor del 92% de los hogares colombianos tiene un televisor. Entonces vuelve y juega, ¿tener un televisor implica contar con la crítica ciudadana activa o es que más bien este se usa como ente distractor de la realidad? Para nadie es un secreto que los colombianos somos noveleros y futboleros en lo que respecta a un televisor. Entonces creo firmemente que esta cifra, a pesar de ser considerablemente alta, no habla por sí sola. Por el contrario, creo que el porcentaje de la población colombiana sin acceso a internet deja mucho por decir en lo que respecta al acceso a información de primera mano.


En segunda instancia, reconozco que existe una posibilidad de que el encierro nos haya convertido en actores pasivos en el proceso de ingesta de la información. A lo que voy con esto es que, al estar tan saturados de noticias, dentro del proceso de adquirir información de nuestro entorno, nos hemos vuelto pasivos. Hemos rechazado la capacidad de buscar más y más información para no quedarnos con lo primero que vemos. Personalmente, me gustaba indagar sobre lo que leía para no quedarme con una sola fuente o una perspectiva, pero, desde que he visto mis redes llenas de información que no quiero ver, he evitado el contacto con las noticias. Cuéntame, ¿te ha pasado? ¿Estaré siendo víctima de mi propio invento? Seguramente me cegué estando sola por tanto tiempo, pero firmemente creo que no soy la única. Creo que nos hemos convertido en el dicho que dice “al buen entendedor, pocas palabras”. O bueno quizás así hemos sido siempre, pero no lo creo. Sin embargo, soy consciente de que, a pesar de que esa fase crítica está intrínsecamente grabada en nuestro rol como ciudadano, pocos estamos en la capacidad de explorarla.


Pero bueno, creo que es hora de pasar a la tercera arista de mi pensar con respecto a esta ceguera (que cada vez más creo es inducida). Desde un punto de vista más crítico, considero que uno de los actores más influyentes en la llegada de la ceguera son los medios de comunicación. Espero no sonar muy amarillista, pero los medios de comunicación, en Colombia por lo menos, están demasiado marcados hacia una tendencia del olvido. Con esto me refiero a que hay dos vías: o estos se olvidan de algunas noticias o se olvidan de su rol como transmisores imparciales de la información. En las últimas semanas, creo que ha imperado la primera vía. No sé si ustedes lo han notado o si siguen medios de comunicación internacionales, pero hay demasiadas cosas pasando en el mundo. Sin embargo, es poco lo que he absorbido de esto leyendo medios nacionales porque estos se han enfocado en noticias absurdas que no buscan informar, sino distraer. He evidenciado un exceso de información poco trascendental que se ha convertido en noticia nacional como si pautar en un medio televisivo fuera una meta de vida. Yo no sé tú, pero poco me interesa lo que se está volviendo noticia últimamente. Todo termina siendo farándula y poco se habla de lo verdaderamente importante. ¿Sabías que hace unas semanas hubo un incendio devastador en Portugal y otro en California? ¿Te enteraste que estamos en temporada de huracanes? ¿Viste la noticia sobre las inundaciones en China y Japón? ¿Has seguido la situación en Hong Kong? ¿Notaste que las tensiones en el Medio Oriente están de cabeza nuevamente?


Quisiera que me contaras cuántas de esas preguntas respondiste de manera afirmativa y cuántas noticias más se te vienen a la cabeza. Ahora, piensa en cuántas noticias colombianas has absorbido en el pasado mes. ¿Crees que hay una desventaja? No soy quién para juzgar tu proceso de ingesta de información, pero sí creo que es bueno saber lo que está sucediendo alrededor de nosotros más allá de las fronteras nacionales porque, como me decían en la práctica, por algún lado el tema nos termina afectando. Entonces, de las tres aristas que influyeron en mi pensamiento, creo que la que más peso ha tenido en la construcción de esta ceguera colectiva, es la tercera. Los medios de comunicación masiva, a nivel nacional, nos han impuesto unas vendas bien gruesas evitándonos participar activamente de nuestro rol como ciudadanos del mundo. Entonces, ¿qué dices? ¿Nos quitamos las amarraderas? Yo quiero volver a ver, ¿me ayudas?

 
 
 

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