Esclava de un sistema paradójico.
- Laura Villarreal A. 
- 18 oct 2020
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 29 ago 2022

Si has estado pendiente de las entradas de este blog, te habrás dado cuenta que las últimas semanas he estado muy inestable en términos de constancia en publicaciones. Al iniciar esta trayectoria, me había propuesto publicar algo semanalmente y mi día predilecto era el domingo. Tal vez no sería el día de mayor lectura, pero ese no era mi objetivo principal. A través del último año, me he dado cuenta que hay algo que me cuesta mucho: hablar sobre cómo me siento a nivel personal o ser capaz de expresar mi opinión sobre temas controvertidos con tranquilidad. Es precisamente por ese descubrimiento que quise abrir un espacio seguro para mí y que, junto con las dos o tres personitas que me leyeran, pudiésemos dialogar al respecto. Sin embargo, hay algo que me he tragado a palo seco las últimas semanas que hoy quiero compartir con ustedes. La verdad es que estoy mamada de que la búsqueda de trabajo (ahora soy profesional y desempleada) tenga mi estabilidad emocional colapsada.
Probablemente tu experiencia sea distinta a la mía y llegues a pensar que soy una dramática. No llevo un mes de graduada y he enviado alrededor de ocho hojas de vida. Alguien en su cordura me diría “calma y control” porque ya me lo han dicho. No obstante, mi ansiedad no me ha dejado estar muy calmada y controlada. Hace un tiempo (mucho antes de saber que una pandemia nos atacaría) pensaba que mi historia consiguiendo trabajo sería como la de mi mamá. Ella se graduó un viernes y el lunes empezó a trabajar. Yo pensaba que, después de tres meses entre finalizada mi práctica y la llegada de mi grado, iba a lograr conseguir trabajo. No ha sido así. Cuando pasó junio y julio iba acercándose a su final, me dije “todo está colapsado, no hay forma de conseguir algo, así que no te azares”.
Arribó agosto y empezaron las convocatorias a explorar nuevos horizontes. Me dije “esta es tu oportunidad, envía correos a lo loco”. Empecé a hacerlo, pero descubrí algo que me ha tenido atónita desde entonces: *experiencia laboral requerida: 5+ años*. ¿En verdad? Que alguien por favor me explique cómo cocos uno hace para estar recién graduado y cumplir con una experiencia laboral mínima de dos años. En mi cabeza no cabe cómo eso es posible si uno dedicó sus cinco años de carrera a pertenecer a un grupo estudiantil, tener algo de vida social, mantener un muy buen promedio y cuidar de sí mismo. Si tú que me lees lo lograste, en verdad te felicito de todo corazón. Pero yo definitivamente no la logré. Hice todo lo que pude en el tiempo “libre” que me quedaba, pero nada de eso me cuenta como experiencia laboral, al parecer.
Pero bueno, en estos días puse un tweet (se los dejo más abajo) para desahogarme y terminé completamente sorprendida del nivel de identificación de la gente con él. Mucha gente (para mí, más de cinco likes es fama) que no tengo ni idea de quiénes son, no solo le dieron ‘corazón’, sino que también le dieron RT. No sé ni cómo sentirme con esta fama (que me parece inaudita) porque se me hace completamente inconcebible que nuestra salud mental se vea afectada por una situación que muchas veces nos decían en clase que iba a ser pan comido. ¿A quién le cabe en la cabeza que es “justo y necesario” sufrir por buscar empleo? ¿En qué tipo de sistema absorbente e inhumano hemos caído que no le damos la relevancia que se merece la estabilidad emocional dentro del proceso de formación y preparación para la vida laboral? Si tan solo alguien en la universidad (un profesor, preferiblemente) me hubiera dicho “empieza a buscar trabajo desde que estás estudiando”, “aprende a venderte a través de tu CV” o “tranqui, que serás desempleada por un buen tiempo” …

Para mí, el problema principal lo resume esta pregunta: ¿qué está pasando con el proceso de contratación para recién egresados? Alguien por favor que me dé una respuesta (aparte de la pandemia, obvio) que me estoy volviendo loca. Siento que no vale la pena estar estresándose por la consecución de un trabajo (si, si… hablo desde el privilegio porque es lo que hay). Llevo varios días y noches encerrada con mis pensamientos sin poder ser productiva porque le tengo demasiado miedo al fracaso. ¿Y si nadie me contrata? ¿Y si me toca devolverme a Barranquilla a vender chicles? ¿Y si mejor olvido mis sueños? No puedo creer que después de tanto luchar por cumplir mis propias metas, ahora esta situación quiera adueñarse de mí con pensamientos tan autodestructivos e incentivarme a desbaratar mi futuro.
La verdad es que me siento esclava de un sistema que ni siquiera se preocupa por mí. Me siento como una ficha más del parqués que puede ser totalmente reemplazada por cualquier material de su semejanza. Siento que he dado todo de mí y no descansaré hasta sudar la última gota de mi esfuerzo por cumplir mis objetivos. Puede que este no sea el momento, pero no quiero que el estrés y la ansiedad de atosigar mi carpeta de correos enviados con hojas de vida, defina mi futuro. Siento que en un contexto como el que estamos viviendo es más necesario apoyarnos los unos con los otros y darnos un empujoncito con ofertas laborales. Creo que el sistema debería ser más ameno a los que ni siquiera tenemos idea de cómo funciona esto. También creo que debe primar el estar emocionalmente estables y no permitirnos caer en las garras de cualquier trabajo solo por sentirnos parte del sistema.
¿Te identificaste? ¿Te pasa lo mismo o, por lo menos, algo similar? Inventémonos algo. Ayudémonos entre todos y salgamos adelante. Encontremos ese trabajo que tanto anhelamos y desbanquemos al sistema. Ser esclavos de un sistema incoherente, no más.




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