Mi útero, mi decisión.
- Laura Villarreal A. 
- 26 jul 2020
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 29 ago 2022

Hace algunos años me encontraba en un salón de belleza haciéndome cera en el bikini. A decir verdad, creo que es una de las cosas más tortuosas que me he hecho. Es como un auto sabotaje totalmente innecesario en el que caemos a veces por adentrarnos hacia una concepción de belleza que estoy segura se la inventaron como mecanismo de tortura. Pero bueno, estando en ese proceso de lágrimas y dolor, la señora me pregunta durante un tirón: “¿y esto lo haces porque a tu novio le gusta más así?”. Me quedé atónita, perpleja, pero del dolor y las ganas de que se acabaran los pelos ya, no supe responder. Todavía me acuerdo de la escena y me enoja no haberle contestado a esa mujer que muy amablemente había incurrido en la tarea de torturarme involuntariamente.
Hoy en día, años después de esa escena, sigo escuchando comentarios que me disgustan, pero ya no pienso dos veces en contestar. Tengo una postura más firme y soy fiel a mis convicciones que como mujer he forjado para asegurarme ir poco a poco rompiendo con estigmas y etiquetas que vorazmente nos han minimizado por siglos. Una de esas etiquetas recae en el tema del aborto que es abiertamente cuestionado a nivel mundial. Antes de proceder, voy a dejar claro algo: yo, Laura Cristina Villarreal Aparicio, con 23 años de edad, estoy a favor del aborto y creo fielmente que quien lleva el feto dentro de su cuerpo es quien decide. Como vi en una campaña por ahí, #MyUterusMyChoice, eso creo y vivo por ello.
Desde algunos días atrás, este tema ha sido cuestión de revuelo en redes sociales por una propuesta que el Centro Democrático quiere llevar a las instalaciones del Congreso de la República de Colombia. Con esta, se pretende hacer obligatorio el tener en cuenta el concepto del progenitor a la hora de propender por un aborto. Ante esto, he leído muchas posturas que defienden o critican la medida de alguna u otra forma. Al intentar construir mi punto de vista, se me presentaron muchos interrogantes a los que me gustaría dar respuesta mediante este escrito. Entonces, para aportarle información al debate y evaluar la situación desde un panorama internacionalizado, he decidido recopilar un par de datos frente al tema.
Buscando información sobre si esta propuesta era una anomalía, me topé con el Centro de Derechos Reproductivos (Center of Reproductive Rights, por si lo quieren buscar por su nombre oficial). Este centro de pensamiento ha desarrollado el mapa que ven más abajo, el cual ha categorizado los países según la legislación vigente en materia del aborto. En vino tinto, se evidencian aquellos países que prohíben el aborto en todas sus formas. En rojo resaltan a esos que lo permiten para salvar la vida de la madre. Por su parte, el amarillo denota aquella legislación que busca defender la salud a toda costa. Adicionalmente, el verde hace referencia a una justificación basada en preceptos sociales y/o económicos. Por último, los países resaltados en azul cuentan con una legislación basada en el tiempo de gestación. Cabe mencionar que muchos países cuentan con legislación que aplica dentro de varias categorías y el color está determinado según la legislación más preponderante (según lo que entiendo).

Entre las cuestiones que me gustaría resaltar de la información consignada en este mapa, es que 18 de los países evaluados, cuentan con legislación que prohíbe totalmente el aborto. Además, alrededor de 40 países solicitan una autorización de ambos progenitores para realizar el aborto. Lo que más curiosidad me generó fue que menos de 1/3 de los países evaluados (aproximadamente 50) cuentan con legislación que permite el aborto bajo todas las circunstancias. Entonces, aquí viene mi mayor punto de debate: ¿quién decide qué se hace o se deja de hacer en el cuerpo de una mujer?
En definitiva, la información consignada me dice que termina siendo el Estado quien elige cómo llevar a cabo un procedimiento médico, pero ¿no será esto lo que causa el inmenso y creciente número de abortos clandestinos practicados? Según datos de 2019, la Organización Mundial de la Salud dio a conocer que, anualmente, se practican alrededor de 25 millones de abortos ilegales o no seguros a nivel mundial. Este número representa aproximadamente el 45% de todos los abortos practicados en el mundo. ¿Qué hacemos entonces con legislación que no protege los derechos de la mujer y la hace recurrir a un aborto clandestino y poco seguro? Después de haber leído una buena cantidad de datos, aparece un pensamiento detonante: temporalmente, estamos en el siglo XXI, pero, legislativamente, seguimos atrasados un par de siglos.
Esa figura que citaron unas feministas muy creativas en sus cantos que dice “El Estado opresor…” me hace pensar dos veces. ¿Será únicamente culpa del Estado? Creo que me inclino más al hecho que nosotras mismas hemos sido permisivas con la normalización de comportamientos (o micromachismos) que les permiten a los hombres seguir creyendo que tienen suficiente poder sobre nosotras. Haciendo una breve y poco significativa encuesta en mi cuenta de twitter (en la siguiente foto pueden chismosear), pude notar un voto afirmativo de algunas personas en cosas que, para mí, serían un rotundo no. No sé qué sigue pasando por nuestras cabezas como mujeres independientes cuando normalizamos el “¿qué dirá mi novio si me pongo esto?”. Mi amor, pues si no le gusta, por la razón que sea, es problema de él. Lo importante es que tú te sientas a gusto contigo misma. ¿Estás gorda ante los ojos de quién? Nadie, sea tu pareja o no, tiene derecho a criticar tu peso porque nadie sabe lo que hay detrás de eso. Entonces si seguimos siendo permisivas con aquellos que quieren decidir por nosotras en el ámbito interpersonal, ¿cómo buscamos ser generadoras efectivas de cambios a gran escala?

Es que es precisamente esta permisividad la que se ve reflejada en la legislación vigente y en la cantidad de etiquetas y estigmas que hay frente a la posibilidad que tiene una mujer de elegir por su propia cuenta, especialmente frente a su propio cuerpo. Por consiguiente, desde mi perspectiva de mujer pro aborto, creo que la lucha sigue en nuestras manos y somos nosotras las que debemos hacerles frente a estas cuestiones, sea por los medios que la lucha requiriese. Entonces, si toca salir a votar por mujeres que sí nos defiendan, hagámoslo. Si lo que hay que hacer es promover un descontento social masivo en redes sociales, sumémonos. Si hay que bailar y cantar en las calles, vamos. Pero, eso sí, lo principal es no volvernos a quedar calladas cuando nos dicen cómo vestir, cómo comportarnos, cómo ser profesionales, cómo cuidar de nuestra sexualidad… Mi cuerpo, mi decisión. Mi personalidad, mi decisión. Mi futuro, mi decisión. Mi útero, mi decisión.
Pd. aquí encuentras el mapa interactivo de The World's Abortion Laws: https://reproductiverights.org/worldabortionlaws?indications[303]=303&indications[304]=304




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